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Luego del receso invernal, los monos enjaulados retomaron polémicas temáticas con energías renovadas. Hoy presentarán un intenso tópico: “el amor”.

Es una emoción que nos desborda y nos lleva a comprometernos y entregarnos. Todos buscamos amar y ser amados, sentirnos valorados, respetados, escuchados y contenidos. ¡Además…todos queremos recibir chocolates un 14 de febrero!

Todo esto es normal en una relación de pareja, pero ¿qué sucede cuándo la relación deja de ser “color rosa”? ¿Cuándo se establece una dinámica de dominación y sumisión, y se convierte en algo dañino para tu salud y tus emociones?

Cuando sucede algo de esto, nos enfrentamos a una relación tóxica. Éstas producen tristeza, culpa e ira, entre otros sentimientos negativos. Al tener una dependencia con una persona tóxica solemos sentirnos manipulados pero no podemos ponerle fin porque idealizamos a la persona que despierta estos sentimientos.

En muchos casos las personas permanecen en una relación tóxica debido a inseguridades propias y falsos pensamientos como, por ejemplo: “en el fondo es muy buena persona”, “si no estoy con él/ella, voy a estar solo/a”, “algún día va a cambiar”.

Casi siempre la persona que adopta el rol de sumisión, suele tener muy baja autoestima y suele generar un estado de dependencia muy grande que aprovecha la persona que domina en la relación. Por esto, es muy importante poder reconocer una relación tóxica y huir de ella.

Algunas toxinas que afectan a la pareja suelen ser:

-reproches

-culpabilización

-victimización

-chantaje emocional

-no te deja crecer como persona

-exclusividad en sentido de dominación

-celos posesivos

-trata de cambiar tu forma de ser

-tienes que justificar su comportamiento ante otras personas.

Un problema importante es que se suele normalizar algunas de las situaciones anteriores, los sumisos llegan a pensar “le pasa a todo el mundo”.

La mayoría de las relaciones tóxicas duran muchos años debido a la influencia del miedo y muchas veces suelen acabar en hechos de violencia lamentables, incluso fatales”.

¡Pero hay una buena noticia, es posible salir de una relación que nos intoxica!

El primer paso es reconocer la situación, y luego desmontar las falsas creencias (personales y sobre la pareja). Es muy probable que en este punto se requiera la ayuda de un psicólogo y el apoyo de personas queridas o allegadas.

Ahora los monos te dejamos algunos consejos que tomamos de la Licenciada Patricia Córdoba para poder mantener una relación sana:

-Mantener nuestros espacios

-No tratar de cambiar a la otra persona, amarla tal cual es

-Respeto mutuo

-Dialogo para decidir respecto a algún tema

-Confianza mutua y honestidad

-No esperar que la otra persona nos resuelva todos nuestros problemas

-Reconocer la libertad e igualdad de la otra persona

-Respetar las diferencias

Hay que cuidarnos y cuidar a quien amamos. Vivamos llenos de amor, pero amor del bueno.

 

Fuente: Estudiantes Psicología- Universidad de Congreso