Imagen ilustrativa
TAF

El sujeto es el principal sospechoso del asesinato de Víctor Chirino (38), ocurrido el sábado pasado en San Martín. 

Las autoridades buscan de manera intensa a Gabriel Ramírez, sospechado de matar a su vecino. Es el principal y único sospechoso. Su hijo también lo indica como el autor del hecho.

Gabriel Ramírez, más conocido como el Cucharón, es un hombre que supera los 40 años y desde el sábado pasado tiene un pedido de captura por parte de la Unidad Fiscal de San Martín. No es la primera vez que está en la mira de la Justicia: los investigadores lo describen como un "viejo ladronzuelo" del Este provincial que, hasta hace dos días, tenía causas por robos.

En tanto, el sábado sumó la causa de homicidio tras ser acusado de asesinar a su vecino Víctor Claudio Chirino Azcurra. Todas las declaraciones testimoniales apuntan a que ambos protagonizaron una discusión en el barrio Los Parrales que terminó de la peor manera.

Chirino vivía en la casa 12 de la manzana J y al lado, en la casa 11, el Cucharón. Si bien hay un dato policial que apunta a que el presunto autor vendía drogas en pequeñas cantidades, los testigos apuntaron a un problema de vieja data entre ambos.

La discusión comenzó en la vía pública, frente a la casa de ambos, cerca de las 14 del sábado. Se fue elevando de tono y hasta Chirino enfrentó al hijo de Ramírez. Según apuntan varios testimonios, el Cucharón ingresó a su casa, regresó empuñando una pistola Bersa calibre 22 y efectuó un disparo contra su vecino.

El proyectil ingresó por la zona intercostal y comprometió seriamente los órganos vitales del baleado. Cuando llegó la ambulancia del Servicio Coordinado de Emergencias, ya había fallecido. El principal sospechoso huyó en un auto Chevrolet Corsa.

Además de familiares de la víctima fatal, entre estos su madre, el hijo del Cucharón declaró en el expediente que lidera el fiscal departamental Martín Scattareggi. El joven admitió que "su padre fue quien efectuó el disparo", pero aseguró que el arma era de Chirino y se trató de una legítima defensa, algo poco creíble para la reconstrucción que hicieron los investigadores.

Fuente: Diario Uno