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Un giro de 180 grados tuvo la causa que investiga la muerte de Daniel Giménez, el joven de 18 años baleado por un policía en la plaza de San Martín el domingo pasado. El efectivo fue imputado por una dura acusación y ahora prima la versión de un caso de gatillo fácil.

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El uniformado que se desempeña en la Unidad Especial de Patrullaje (UEP) de Rivadavia se encontraba en libertad desde el momento de hecho. Todo apuntaba a que dos jóvenes habían intentado asaltarlo y esto generó el forcejeo que terminó con Daniel Giménez muerto de un disparo, su supuesto cómplice detenido a los pocos minutos y el policía con lesiones por golpes.

Sin embargo, los testimonios fueron cambiando la hipótesis. Personas que presenciaron el ataque explicaron que en realidad los chicos no intentaron asaltarlo. Daniel Giménez y Mariano Tello (21) estaban en la plaza vendiendo pulseras. Aparentemente le ofrecieron sus productos al efectivo y, no se sabe bien por qué, esto generó una discusión que terminó de la peor forma.

Es por esto que los fiscales Gustavo Jadur y Oscar Sívori consideran que el policía, que estaba de civil, no estaba autorizado para utilizar su arma reglamentaria. Descartada la legítima defensa y frente a este nuevo panorama, fue imputado por homicidio agravado por ser funcionario policial y por el uso de arma de fuego. Arriesgará una pena de prisión perpetua.

En tanto que ahora los autoridades judiciales deberán resolver la situación de Tello ya que se llevó la pistola 9 milímetros reglamentaria que pertenecía al efectivo policial. Probablemente sea imputado por hurto.

Fuente Diario Uno