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La defensa del Hugo Orlando Sosa solicitó un cambio de calificación, pero la Justicia se lo negó. Un juez le dictó la preventiva y dio un paso hacia el juicio por jurados.

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La situación de Hugo Orlando Sosa (41) está cada vez más complicada en el expediente que lo investiga por el femicidio de su ex cuñada, Karen Mabel Ríos (20), ocurrido a comienzos del mes pasado en Rivadavia.

En los últimos días enfrentó su primera audiencia en los Tribunales de la Zona Este y estuvo lejos de salir airoso. A través de su defensa buscó un cambio de calificación que le permita zafar una eventual condena a prisión perpetua, en caso de que llegue a juicio. 

El letrado planteó ante el juez Darío Dal Dosso que no corresponde la imputación de homicidio agravado la alevosía y por la intención de causar sufrimiento en una persona con la cual tuvo una relación de pareja, figura del Código Penal conocida como femicidio transversal y vinculado, por la que se encuentra acusado su cliente.

Sin embargo, el magistrado del Juzgado Penal Colegiado Nº 1 le dio la derecha al fiscal Carlos Giulini, quien se encuentra al frente de la instrucción, y ratificó la dura acusación que prevé como único castigo la pena máxima.

Pero ese no fue el único revés que recibió el sindicado matador: el juez también le dictó la prisión preventiva, por lo que continuará tras las rejas mientras avanza la instrucción.

De esa forma, Sosa quedó un paso más cerca de un debate por jurados, aunque posiblemente la defensa apelará el fallo de Dal Dosso, por lo que será un Tribunal Penal Colegiado el que deba decidir el pedido de cambio de calificación en la causa.

Salvaje ataque y confesión

La reconstrucción que realizaron los detectives del caso sostiene que minutos antes de las 8 del lunes 1 de agosto, Sosa se dirigió hasta la casa de su ex pareja, con quien tiene un hijo en común.

Aparentemente, iba decidido a atentar contra la vida de la joven con la que se había separado hace un tiempo atrás: llevaba una mochila con un cambio de ropa y un arma blanca. 

Cuando llegó al domicilio de la manzana B del barrio La Libertad, se escabulló cuando un familiar de su ex salió en su auto por el garaje. Así consiguó adentrarse en la vivienda, donde ya no era bienvenido por los constates conflictos con la madre de su hijo.

Acto seguido, se dirigió a una de las habitaciones y no la encontró. En cambio, se topó con la hermana, Karen, quien se sorprendió ante la presencia de agresor e intentó defenderse.

Pero, la investigación sostiene que Sosa le propinó una certera puñalada a la altura de la mama izquierda, que le atrevesó el corazón y le provocó la muerte en cuestión de minutos.

Alertados por los gritos, el novio de la víctima, su madre y otra hermana fueron hasta el dormitorio y el sospechoso empezó a agredirlos de manera frenética, por lo que las dos mujeres fueron heridas a cuchillazos.

Posteriormente, Sosa emprendió su huída a pie perseguido por la pareja de Karen Ríos. Fue allí cuando el joven divisó una patrulla de la Subcomisaría Reducción que estaba custodiando el ingreso de los alumnos de la escuela Nº 1-099 Cornelio Saavedra.

El chico, de 21 años, pidió auxilio a un efectivo que estaba a bordo de la movilidad y le señaló al atacante, quien estaba huyendo en dirección a la plaza de la barriada.

Ante eso, el uniformado lo persiguió y le dio alcance en el medio de ese espacio verde. Le dio la voz de alto y le exigió que arrojara el arma al piso, ya que llevaba el cuchillo en una mano.

El caso provocó una fuerte conmoción en el departamento esteño y durante la tarde de ese día hubo una manifestación, que terminó en un enfrentamiento contra la policía y un ataque a piedrazos al edificio de la Comisaría 13ª.

Al día siguiente, el fiscal Giuliani imputó a Sosa por homicidio agravado la alevosía y por la intención de causar sufrimiento en una persona con la cual tuvo una relación de pareja (femicidio vinculado o transversal), en perjuicio de Karen Ríos, y dos hechos de homicidio en grado de tentativa por los mismos agravantes, debido a las lesiones sufridas por la madre y la hermana.

Fuente: El Sol