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Cuando uno elige una notebook -acotada a un presupuesto y destinada para una labor específica- se enfrenta a una gran variedad de componentes y valores. Y si bien el hardware propiamente dicho (procesador, disco, memoria y placas) son los que encarecen al equipo, está presente en todos los equipos por igual. Sin embargo, hay algunos factores intangibles, como el diseño, el software y la calidad de fabricación, que le aportan un valor diferencial.

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A las portátiles se las puede dividir en tres rangos, determinados por peso y tamaño, el tipo de materiales y el nivel de productividad que pueden alcanzar. Las básicas, consideradas hogareñas, son para navegar por la Web y responder mensajes. Las intermedias son de uso profesional, son livianas, resistentes y veloces. Las alta gama, son de gran tamaño y se utilizan en interiores y apuntan a gamers editores de video.

Procesador

Uno de los puntos básicos de decisión pasa por el procesador. El problema es que en la actualidad hay varias familias de estos en circulación y muchos usos posibles. Un método para diferenciar los modelos es a través de su serie. Los más vendidos en el mercado son de la línea Intel y los de la línea AMD. Ambos tienen diferentes series, velocidades y generaciones, pero lo ideal es apostar a algunos de los dos grandes mounstruos de la informática. En Intel la línea básica es la i3 mientras que la más profesional es la i9. En tanto AMD 3, al más óptimo, AMD Ryzen 7.

Lo que no se ve
La diferencia de precio entre un modelo genérico y un equipo de marca se explica por su diseño, que además de la apariencia incluye también el funcionamiento mecánico y su rendimiento. En esta frontera intangible se incluyen aquellos elementos como teclados iluminados, bordes redondeados y el software propio, que sirven para establecen una diferencia.

Capacidad

No hace mucho tiempo atrás, la compra de una notebook se definía por la capacidad de almacenamiento que podría llegar a ofrecer. En la actualidad, compiten tres tipos de soportes. El tradicional disco rígido o HDD, ya en retirada; los discos de estado sólido (SSD) considerada como la mejor alternativa ya que generan menos calor, son más livianos y gastan menos energía. La otra posibilidad es aprovechar el poder de la nube para guardar información.

Vida últil

Uno de los mitos más extendidos en el rubro tecnológico es que, en igualdad de condiciones, los equipos de gama alta duran más que los económicos. “La vida útil de un producto depende del uso y tratamiento que se le dé. Aquel que respete las instrucciones de empleo y cuide sus equipos del polvo, la humedad y los golpes tenga una vida útil mayor que aquel que no lo haga. Los equipos de alta gama valen más porque poseen configuraciones más potentes o con necesidad de procesamiento más sofisticado”, remarca Melina Capodistrias, marketing manager de Lenovo Argentina.

Peso y tamaño

En cuanto a la pantalla, la idea es buscar un equilibrio entre su tamaño y la resolución. Las que superan las 15 pulgadas y rondan el 1,8 kilo, permiten trabajar con más comodidad, aunque debe alcanzar una resolución de 1.920 por 1.080 píxeles para que la experiencia sea placentera. En cambio, una de 12,5 pulgadas, ideal para transportar ya que ronda el 1,2 kilo, no es apta para soportar largas jornadas. No solo por la menor superficie de visualización sino también por el reducido volumen del teclado.

Fuente: Clarín