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Generalmente relacionamos el término con las drogas ilegales, pero las adicciones también son generadas por el consumo compulsivo de diferentes sustancias u objetos que son socialmente aceptados: trabajo, videojuegos, celular, internet, azúcar, café, alcohol, tabaco y otros.

¿Qué es una adicción? Es un hábito de consumo o conductas peligrosas del que no se puede prescindir por razones de dependencia psicológica o fisiológica. El adicto, a pesar de conocer las consecuencias negativas de su conducta, continua con el uso o consumo compulsivo, no tiene el control de la situación.

Existen muchos factores genéticos, psicológicos y sociales que predisponen a una persona a ser adicta a algo. El más importante es la presión del entorno social pero también podemos mencionar: un marco familiar disfuncional, desconocimiento inicial de los efectos,  predisposición genética, baja autoestima, búsqueda de aceptación y depresión.

El sector joven de la sociedad es el más vulnerable a generar algún tipo de adicción, muchos ven en las drogas la forma de “encajar” en una sociedad cada vez más consumista o como un escape a un entorno exigente.

Algunos de los efectos descriptos por los adictos son: se sienten invencibles y eufóricos (cocaína), se tranquilizan (marihuana), escapan a sus alucinaciones (LSD o DMT), habitan mundos increíbles (videojuegos), se desinhiben (alcohol) o se sienten más activos y atentos (anfetaminas). Como estos efectos son de corta duración, tienen que incrementar de manera permanente el consumo para mantener las sensaciones.

La enorme lista de drogas y adicciones es tan extensa como la de consecuencias negativas y daños que provocan. Aislamiento social; problemas cardíacos, respiratorios, digestivos o de fertilidad; muerte neuronal; cambios comportamentales (conductas delictivas, agresividad); déficit de los procesos cognitivos (atención, percepción, memoria, concentración, conciencia, etc); ataques de pánico, paranoia, psicosis, depresión; agotamiento; insomnio; las drogas inyectables pueden generar coágulos de sangre, abscesos, gangrena y contagio de algunas enfermedades como la hepatitis o el SIDA.

En muchos casos la adicción desemboca en la muerte pero, afortunadamente, contamos con tratamientos que mejoran la calidad de vida de los adictos y sus afectos. Iniciarlos es complejo porque muchas veces los adictos no consideran que tienen un problema y mantenerse en el proceso también es un trabajo arduo porque la dependencia (psicológica y física) generalmente provoca recaídas. Es importante reconocer la importancia del entorno social en el acompañamiento del adicto, son sus familiares o amigos los primeros en  notar la adicción y quienes, generalmente, lo llevan al tratamiento.

Desde el Mono Enjaulado creemos que es fundamental el cuidado del entorno social y el control de la salud mental del sector más joven para prevenir las adicciones. Esto, sumado a una contención y tratamientos tempranos podría salvar muchas vidas.

Por: El Mono enjaulado – Universidad de Congreso