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El diputado nacional realizó un nuevo descargo en las redes sociales, tras la repercusión que tuvieron sus dichos contra la intendenta de Santa Rosa. Ahora asegura que no se trata de un problema de género, sino de honestidad.

Alfredo Cornejo volvió a encender la polémica en las redes sociales. Tras la repercusión generada por los comentarios contra la intendenta Flor Destéfanis, sobre quien manifestó: "Se dice feminista, pero en realidad lo maneja el marido", ahora asegura que al feminismo, que fue adueñado por el kirchnerismo, le falta autocrítica.

En un extenso posteo realizado en Facebook, el diputado nacional volvió a sostener que sus dichos no apuntaban a una crítica por el género sino por la honestidad.

De esta manera realizó un repaso por la historia política del país y las mujeres que ocuparon lugares de poder. Claro que no faltó la crítica contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner ni contra Alberto Fernández, a quien calificó como cada vez más debilitado.

“Yo no tengo ganas de que el poder esté en Uruguay y Juncal, y en la Casa de Gobierno haya un títere al que Cristina le prestó los votos”. Eso dijo el actual presidente de la nación el 19 de mayo de 2019.

Poco tiempo después, Cristina lo nominó como su candidato presidencial, para quedar ella como segunda en la fórmula.

Lo que sigue, ya lo conocemos. Cristina suma poder en la Argentina, mes tras mes, año tras año. La salida de la ministra de Justicia, Marcela Losardo, inclina aun más el gabinete en su favor. Mientras tanto, Alberto Fernández se debilita cada vez más.

Los argentinos lo notan endeble, y no es solo una sensación. ¿Es esto una cuestión que atañe al género? ¿Alguien cuestiona que las cosas son como son porque Cristina es mujer y Alberto, hombre? ¿Acaso debería ser más apto para el máximo cargo Alberto Fernández, por el hecho de ser varón? Claramente no. A nadie se le ocurre cuestionar eso. Una es poderosa y avasalladora por naturaleza; el otro, a través de sus actos, no logra tener la suficiente autoridad.

Revisemos un poco la historia

Isabel Perón tenía 24 años cuando abandonó su carrera de bailarina y se convirtió en la compañera de Juan Domingo Perón. Él la presentó como su secretaria, pero luego terminó convirtiéndose en su tercera esposa.

Perón fue elegido presidente por tercera vez en octubre de 1973, con Isabelita como vicepresidenta. Él no confiaba demasiado en sus capacidades políticas, pero un seguidor cercano le expresó: "General, si usted quiere, votamos por una escoba.” Gustavo Caraballo, el secretario del entonces presidente, indicó que Isabel rara vez apareció en el Senado. Tras la muerte de Perón, lógicamente quedó a cargo de la presidencia, pero su incapacidad para ejercer el puesto quedó manifiesta, y tuvo que apoyarse en el ministro de Bienestar Social, López Rega.

¿Fue Isabel Perón poco eficiente como presidenta por el solo hecho de haber nacido mujer? No, lo fue por su falta de experiencia y capacidades políticas. Fue porque la presidencia le cayó como una sorpresa, y fue una responsabilidad para la que nunca se había preparado.

Este es solo un ejemplo entre muchos. No es un tema de género. Es una cuestión de eficiencia y de poder.

Hoy, tras las banderas del feminismo de las que se apropiaron los kirchneristas, se esconde la falta de autocrítica, la necesidad constante de responder ante cualquier cuestionamiento lógico, ante cualquier denuncia justa de corrupción, avasallamiento de derechos o deshonestidad ante el electorado, con argumentos falaces y de cartón.

Yo no dudo de la capacidad política de ninguna mujer, jamás lo hice. Sin embargo, es mi obligación denunciar cuando alguien se escuda detrás de una bandera y de causas justas, para ocultar irregularidades y no decirle la verdad a su pueblo. Con la democracia no se juega. Si la ciudadanía elige a un candidato o candidata para determinado cargo de poder, es él o ella quien debe ejercerlo.

Mujeres y hombres que ocupamos un lugar gracias al voto del pueblo, debemos estar expuestos al análisis y al control constante de nuestros actos. No es un tema de género. Es una cuestión de honestidad y transparencia política. Usar luchas nobles para evitar responder frente a las responsabilidades asumidas, es una canallada. Venga de quien venga.

Fuente: Mdz